Por Yuri Hooker / Biólogo marino de la SPDA
Cabo Blanco es considerada una de las olas más perfectas del Perú. Ubicada en El Alto, Talara (Piura), esta playa se activa con las crecidas provenientes del norte entre octubre y marzo, y atrae a docenas de amantes de las olas que compiten por cada una de ellas. Pero su atractivo no son solo sus olas de 2.5 metros de altura, sino también la gran biodiversidad que alberga bajo la superficie.
En el día mundial de los animales, te contamos sobre siete especies de peces de muchas que viven bajo las olas de Cabo Blanco. Estos peces son parte de una peculiar comunidad biológica adaptada a vivir en ambientes de aguas turbulentas y bien oxigenadas, característica de zonas de rompientes.
Una especie muy abundante en aguas agitadas y poco profundas es la lisa (Mugil cephalus), que en pequeños cardúmenes recorren los fondos marinos en busca de sedimentos orgánicos y microalgas que crecen sobre las rocas para alimentarse.
Lisa (Mugil cephalus)
Las rocas, al estar cubiertas por una gran diversidad de pequeños invertebrados como crustáceos, moluscos y gusanos marinos, son muchas especies de peces que pasan el día escudriñando sobre estas para capturar alimento, tal como lo hace el pez mariposa (chaetodon humeralis), que tiene hocicos puntiagudos especialmente adaptados para capturar pequeños camaroncitos y gusanos marinos.
Pez mariposa (Chaetodon humeralis)
Uno de los peces más activos bajo las zonas de rompientes son los jodejode o sanpedranos, peces que, a pesar de su tamaño, de no más de 20 cm, son depredadores muy voraces, de todo tipo de pequeños invertebrados y ladrones de huevos de nidos de peces.
Jodejode o sanpedrano (Halichoeres dispilus)
Es frecuente también encontrarse con uno de los peces más elegantes del arrecife, el pez ángel (pomacanthus zonipectus), que suele acerca a los buzos y observarlos y observarlos con curiosidad.
Pomacanthus zonipectus, pez ángel
Al observar más de cerca las rocas bajo las olas, encontraremos que cada centímetro está cubierto de vida. Varias especies de peces de pequeño tamaño entran y sales de las grietas y algunos animales con apariencia de plantas, llenan de color el paisaje, como los corales abanico que, aunque parecen ramas de algún vegetal, en realidad es un animal cubierto de pequeños pólipos (como anémonas) con los que captura animalitos del plancton para alimentarse.
Una gorgonia o coral abanico púrpura (Muricea purpurea) crece sobre el arrecife, rodeado de anémonas, esponjas y algas. Un juvenil de castañuela azul (Stegastes acapulcoensis), patrulla la entrada de la grieta donde vive.
Al mirar de cerca a los corales abanico, se puede observar los pólipos con los que este animal captura a sus pequeñas presas del plancton
Varias especies de pequeños peces como gobios, blennys y trambollitos viven en zonas de rompientes, ocultos en conchas vacías de picoloros para evitar que la fuerza de la corriente se los lleve. Desde ahí atrapan a los organismos que las olas desprenden de las rocas y pasan frente a sus guaridas con la corriente.
Un blenny o borrachito (Hypsoblennius sordidus) observa el entorno desde su guarida constituida por una concha vacía de picoloro.
Al protegerse una rompiente legalmente, no solo se protege la maravilla natural que la ola representa, sino también a muchos organismos que viven bajo sus aguas turbulentas, ya que en esa zona no se pueden otorgar derechos para que se hagan obras que afecten el fondo marino y de esa manera se protege el hábitat de diversas especies.